El cinturón de seguridad es el dispositivo que más vidas ha salvado y salva en carretera. Si bien en los últimos años el número de usuarios que no lo utiliza se ha reducido drásticamente, como se indicaba en el último Observatorio sobre el comportamiento de los conductores en la red de autopistas, es necesario seguir insistiendo, ya que el uso del cinturón rebaja a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente.

El cinturón es un elemento de seguridad pasiva imprescindible y uno de los inventos que más vidas ha salvado. Es por ello, que debemos prestar especial importancia a su colocación tanto en niños como en adultos y tener en cuenta que existe una normativa concreta respecto a su uso en vehículo privado y también en el transporte público. Desde el 2007 todos los autobuses que se matriculan deben llevar cinturones de seguridad.

El cinturón es el único freno del cuerpo en caso de accidente. Ante un impacto, los elementos que vayan sueltos en el interior del habitáculo (ocupantes, carga, mascotas…) saldrán proyectados a la misma velocidad a la que iba el vehículo antes del impacto, multiplicando la fuerza y las consecuencias del golpe. Por ejemplo, en un choque a 50 km/h, un adulto de 70 kilos que no vaya retenido tendrá una fuerza de impacto de más de 3.500 kilos, pudiéndole provocar lesiones muy graves. Hay que tener en cuenta que la combinación entre el cinturón de seguridad y el airbag frontal aumenta la seguridad y reduce el riesgo de lesiones. Pero si no llevamos puesto el cinturón, primero impactaremos contra el volante o el salpicadero, y cuando se dispare el airbag, saldremos rebotados hacia atrás, aumentando la probabilidad de sufrir daños severos.

Cómo usar correctamente el cinturón

Pon el asiento casi en ángulo recto, ya que si está demasiado inclinado la posición puede facilitar que el cinturón produzca un estrangulamiento o también favorecer el llamado “efecto submarino”, es decir, que por la inercia de un choque el cuerpo presione el asiento hacia abajo y pueda salir deslizándose por debajo de la banda abdominal.

Colócate la parte superior de la cinta por el centro de la clavícula, entre el cuello y el hombro, y en diagonal por el centro del pecho y la parte inferior por debajo del abdomen, en contacto con la cresta ilíaca. Si el cinturón está pegado al cuello, en caso de accidente, puede causar lesiones graves como cortes o quemaduras, y si te lo pones por debajo del brazo, en el momento del impacto habría un desplazamiento descontrolado de la parte superior del cuerpo.

– Lleva el cinturón bien ceñido al cuerpo. Cuando te hayas atado, procura estirar un poco la banda superior para evitar holguras. Por este mismo motivo, no deben llevarse abrigos o ropa voluminosa y tampoco hay que poner pinzas en la cinta.

– Una vez abrochado comprueba también que el cinturón no está pegado ni enrollado por ninguna parte de la cinta ya que puede ser peligroso y, además, pierde eficacia.

– Si el vehículo ha sufrido un accidente, revisa si se debe cambiar el cinturón ya que el trenzado de la cinta puede haber perdido eficacia e incluso se pueden haber dañado los sistemas de anclaje.

No arranques tu vehículo sin haberte puesto el cinturón y asegurarte de que el resto de los pasajeros también lo lleva puesto. Un gesto sencillo que, como recuerdan desde la DGT en su última campaña, puede salvarte la vida.