La velocidad excesiva o inadecuada es uno de los factores de riesgo que puede desencadenar un accidente y agravar sus consecuencias. Cuando conducimos debemos respetar los límites legales establecidos y adaptar la velocidad a las circunstancias del tráfico, de la vía y de las condiciones meteorológicas.

Según el último Observatorio sobre el comportamiento de los conductores en la red de autopistas, durante 2020 un 58% de los vehículos ligeros y un 53% de los pesados conducían por encima del límite de velocidad permitido, superándolo entre 5 y 10 km/h. La velocidad inadecuada es, junto a las distracciones y el consumo de alcohol, una de las causas más recurrentes de los accidentes de circulación.

La velocidad engaña ya que, en su percepción influyen factores como el tipo de vehículo, la hora del día, la climatología, la vía por la que circulamos… Cuando estamos al volante, la sensación de seguridad y de que todo está bajo control hace que, en ocasiones, no seamos conscientes del riesgo que conlleva circular a una velocidad inadecuada.

  • A mayor velocidad aumenta la distancia que recorremos, pero disminuye nuestra capacidad de reacción ante, por ejemplo, un obstáculo
  • Con el aumento de la velocidad disminuyen las posibilidades de recuperación del control de un vehículo ante un frenazo inesperado
  • Cuanto mayor es la velocidad a la que nos aproximamos a una curva, mayor es la inseguridad potencial de ésta

En situaciones de poca visibilidad, obras o accidentes es necesario interpretar el estado de la calzada para adecuar la marcha a esas circunstancias.

Debemos circular por el carril derecho siempre que sea posible y, en caso de adelantamiento, aumentar el ritmo para realizar una maniobra rápida y concisa y volver seguidamente a nuestro carril señalizando nuestro movimiento. También debemos variar la velocidad en las incorporaciones y salidas hacia otras vías y ceder el paso si fuese preciso. Además, debemos tener en cuenta que, en una intersección, la posibilidad de maniobras evasivas de urgencia es mayor si la velocidad es menor.

  • Adapta siempre la velocidad al entorno
  • Observa el velocímetro
  • Una velocidad moderada te protegerá ante un accidente: las consecuencias derivadas de un siniestro no son las mismas a 150km/h que a 120km/h

Toma conciencia de la velocidad a la que vas y recuerda, circular dentro de los límites de velocidad establecidos no supone siempre estar haciéndolo de forma segura. Aplica el sentido común, la velocidad moderada es siempre un factor protector frente a los siniestros.